Karolina Hernández es la productora por Costa Rica del ambicioso proyecto “Días de Luz”, la primera película realizada en conjunto por todos los países centroamericanos.

 

Pronta a editarse, la película nos mostrará los apuros y las anécdotas que vivirán los personajes durante un apagón de luz de cinco días, por medio de seis diferentes historias, una por cada país de la región y entrelazadas entre sí.

¿Cuál fue la motivación principal para involucrarse en un proyecto de esta dimensión?

 

Unir Centroamérica a nivel de producción. Crear un modelo de producción que nos permitiera a los diferentes productores hacer un largometraje en el que cada país aportara una sexta parte. Cada país aporta un cortometraje, por así decirlo, y recibe a cambio un largometraje.

 

Y sobre todo, pensando en que Centroamérica comparte una misma manera de hacer cine, que normalmente es con las uñas, de guerrilla. Entonces que podíamos unir esfuerzos y entre todos sacar la primera coproducción centroamericana de la historia.

 

Este tipo de producciones regionales pueden verse como una oportunidad para el crecimiento cinematográfico de la región…

 

Sí, de hecho para nosotros ha sido genial trabajar juntos porque hemos afianzado los lazos. Ya los contactos existían a partir de espacios como este y como el antiguo Cinergia que estuvo invirtiendo en capacitación, en espacios de networking para la gente de Centroamérica, y por ahí nos conocíamos los involucrados. Pero definitivamente esto ha servido para que todos podamos contar con una red mucho más sólida de productores, directores y demás especialistas del cine en toda la región.

 

¿Bajo qué criterios se seleccionó a las personas que forman parte del proyecto?

 

Este es un proyecto particular porque nace desde la producción. Nosotros primero nos unimos los productores y vimos la necesidad y la oportunidad de generar una película así e hicimos un casting de directores a nivel interno; revisamos perfiles, y escogimos cuales iban a ser los directores que consideramos que mejor iban a representar la región en esta película que al final va a ser como un mosaico de historias donde en una sola película vas a poder ver seis identidades  diferentes.

 

Además del apagón, ¿hay otros elementos que los guionistas tomaron en cuenta para lograr una unidad narrativa?  

 

De hecho trabajamos con dos guionistas, los directores de las historias de Costa Rica y Panamá: Mauro Borges y Enrique Pérez. Los directores tienen su idea original, su propuesta de personajes y demás, pero quien trabajó realmente todo el storytelling fueron los guionistas por una cuestión de orden de trabajo.

 

Una de las cosas en las que nos pusimos de acuerdo todos es que se llama Días de Luz porque justamente la falta de luz llega a iluminar las vidas de estos personajes porque los obliga, al estar desconectados de la tecnología y la vida moderna, a encontrarse con ellos mismos, con sus familias, a ver hacia adentro, entonces todos tienen esta transformación positiva.

 

Hay seis líneas narrativas sucediendo al mismo tiempo. Imagino que fue todo un reto a nivel de guion…

 

Sí, claro. Nosotros llegamos hasta una versión diez de guion. Tuvimos una asesoría importante financiada por el programa Ibermedia donde Mauro estuvo dos meses en Madrid trabajando las historias con cuatro asesores de guion en comunicación con los seis directores a la vez.

 

Tal vez lo más complejo ha sido eso, que el flujo de trabajo es más complejo, pero si la gente es profesional y ordenada y sigue el flujo, pues claro que funciona.

 

Usted dice que en Centroamérica se trabaja con las uñas; se puede pensar que al involucrar a todos los países también se iban a mezclar sus dificultades ¿o fue lo contrario?

 

Más bien el hecho de que las cosas fueran difíciles nos facilitó porque cada país aportaba una parte muy pequeña. No es lo mismo producir un largometraje y conseguir financiamiento para un largometraje un solo productor, un solo director, un solo país, que ya unir esfuerzos. Entonces cada quien se encargó a nivel de producción y de dirección de una historia, de una sexta parte del total del largometraje. Y sí, funciona. Fue un experimento porque nunca lo habíamos hecho, pero queríamos hacerlo y teníamos la intención, pero funcionó.

 

¿Nunca se tuvo en cuenta involucrar a Belice, o por algún motivo no se hizo?

 

En un principio queríamos involucrar a Belice, sin embargo nos dificultó el tema del idioma y también que para ese momento ninguno de los involucrados conocía o tenía contacto con personas en Belice que estuvieran haciendo audiovisuales, que de todas maneras son pocas y las que existen al momento estaban más asociadas a proyectos de documental.

 

Entonces no, iba a ser demasiado forzado incluirlo y al final ya era bastante complejo de todas maneras. Pero sí, tuvimos esas limitantes entonces terminamos sin incluirlos.