Por Alonso Aguilar

Estos productos comunicativos han sido escritos por profesionales costarricenses que han participado en el Laboratorio de crítica cinematográfica del CRFIC. Las opiniones aquí reflejadas son exclusivas de los críticos y no necesariamente representan la posición del festival.

“La chica de al lado”. “Imperfecta”. “Una persona cualquiera”. Por sí solas, estas etiquetas aluden a un arquetipo consolidado en el inconsciente colectivo; un ideal de deseo que la mercadotecnia ha cultivado hasta el punto de la autoparodia, pero que aún en un contexto social cada vez más dispuesto a señalar su naturaleza problemática, su prevalencia se mantiene más vigente que nunca gracias al renovado auge que el culto a la personalidad encuentra en los productos culturales de la era del internet.

El cinismo con el que se construyen estos ideales y el efecto que puede tener en aquellos involucrados es el núcleo conceptual de BNK48: Girls Don’t Cry, documental que explora el universo cuasi-distópico detrás de la sensación juvenil de BNK48, el grupo de chicas más popular de Tailandia.

En papel, la premisa podría evocar un tratamiento convencional del llamado rock-doc, donde la cronología de los hechos y las entrevistas con los artistas van de la mano para develar el contexto dentro del que se concibe la música, pero el interés del director Nawapol Thamrongrattanarit yace en algo más universal.

Como ha sido el caso en su distinguida carrera como documentalista, Thamrongrattanarit busca difuminar las barreras entre ficción y no-ficción a través de una problematización sobre el rol de la tecnología en la cotidianidad. Si bien en BNK48: Girls Don’t Cry su experimentación con distintos formatos y aspectos de radio es reducida a una puesta en escena más convencional, la exploración temática se mantiene gracias a la manera en que se construye la narrativa.

La mayor parte del metraje está compuesto por las cabezas parlantes de las chicas de la agrupación, pero en vez de conversar sobre lo que están creando, sus testimonios giran en torno al estricto régimen y a las expectativas que se les adhieren como artistas. En la era de la información, no basta con solo ser talentosa y linda, hay que saber venderse. Hay que estar en constante reojo de lo que hacen los demás. Hay que mantener una distancia estratégica pero a la vez aparentar ser accesible.

La forma en que estas imposiciones ejecutivas empiezan a confundir y deformar la identidad de estas jóvenes en desarrollo genera un conflicto en dos dimensiones. Primero, están los oscuros tejidos que se vislumbran de un sistema autoritario de meritocracia falsa, donde la personalidad se vuelve un elemento cuantificable y las interacciones en redes sociales la moneda de cambio para el éxito. Se trata de una manufactura explícita que lucra de la deshumanización.

Por otro lado está el retrato íntimo de cada uno de los rostros que con sus llantos y cuestionamientos rebosan la pantalla con desolación; aquellos cuya existencia se torna en una lucha constante entre lo que son y lo que se supone que “deben” ser. “Más intensa”. “Más adorable”. “Tener cuadritos”. “No tener novio”.

Así como en su potente indagación de la muerte en Die Tomorrow (2017), la empatía que el director desarrolla hacia sus protagonistas evita que el film caiga meramente en lo didáctico de un documental de denuncia. Al mirar a sus personajes con horizontalidad, no solo se evita la condescendencia, sino que las emociones se hacen palpables.

Tal es el compromiso de Nawapol con la representación genuina y fidedigna, que por momentos el documental peca de un subrayado sobre-enfático, lo que se termina por exaltar debido a un minimalismo formal que a medida que se acerca el final se va sintiendo un tanto redundante.

A pesar de estas limitaciones, BNK48: Girls Don’t Cry logra trascender el mero relato de un fenómeno y se compromete con la exploración de su trasfondo. Sin recurrir a la manipulación o a la pedagogía moral, el documental sirve como un testamento generacional que, desde su transparencia, incomoda e invita a repensar las etiquetas que se suelen normalizar.

 

País: Tailandia

Año: 2018

Título original: BNK48: Girls Don’t Cry

Dirección: Nawapol Thamrongrattanarit

Etiquetas: 
7CRFIC, Crítica