crfic12
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San José, miércoles 24 de abril de 2024.

El 11 de abril del año en curso, personas del equipo de producción del Costa Rica Festival Internacional de Cine (CRFIC) comunicaron a la dirección artística del festival y a la dirección general del Centro de Cine su preocupación por denuncias de presuntas situaciones de acoso y hostigamiento sexual en ámbitos personales y laborales, relacionadas con personal artístico-técnico involucrado en películas previamente seleccionadas para formar parte de la programación de la duodécima edición del evento.

La situación ocurre en un contexto donde el Centro de Cine y el CRFIC, desde hace dos años, en un trabajo conjunto entre la administración y varias personas del sector audiovisual nacional, elaboraron un protocolo de cero tolerancia al acoso, en aras de comenzar a crear normativa específica dentro del sector que coadyuve a garantizar espacios y equipos de trabajo armoniosos y seguros. Dicho protocolo ha derivado en que tanto las contrataciones del CRFIC como los contratos de coproducción con las obras apoyadas por el Fondo El Fauno incluyen una cláusula sobre el acoso laboral y el hostigamiento sexual. Si bien el protocolo y las cláusulas son aplicables únicamente para programas del Centro de Cine, están a disposición para cualquier obra audiovisual o evento externo que desee tomarlos como referencia.

Ante ello, tal como plantea el director artístico del 12 CRFIC, Fernando Chaves Espinach, en misiva dirigida a la dirección general del Centro de Cine, se convocó a distintas reuniones a los equipos de las películas en cuestión, antes de tomar cualquier decisión, por el respeto y la transparencia debidas a cada persona y obra participante del CRFIC; por respeto a sus procesos de trabajo en un contexto donde es tan complejo completar películas; por cuidar la reputación profesional de miembros del equipo que nada tienen que ver con acusaciones específicas; y para evitar situaciones públicas durante la realización del festival donde se corriera el riesgo de revictimizar a las denunciantes del presunto acoso y hostigamiento.

El CRFIC no comunicó nada públicamente antes de hablar con las personas representantes de las películas. Sin embargo, las discusiones y análisis realizados en el marco de dichas reuniones fueron utilizados para que se emitiera una carta abierta que circuló durante los últimos días en determinados foros públicos, la cual rechazamos por intentar minimizar el anonimato de las denuncias y por intenar demandar procesos judiciales como única vía de aceptación de denuncias de acoso u hostigamiento.

Es nuestro deber aclarar que el Centro de Cine no tiene potestades disciplinarias frente a terceros, por lo que la institución no posee la competencia de intervenir de esta forma ante denuncias presentadas. Pero ante la gravedad de las acusaciones, éticamente, el Centro de Cine y el CRFIC sí deben adoptar una posición y procurar la coherencia. No obstante, creemos que la toma de postura debe ser conjunta, porque a fin de cuentas somos todes parte de un mismo gremio y de una misma sociedad para la cual queremos mejores normas de convivencia, por lo que, como indica el director artístico del evento, Fernando Chaves Espinach, en su carta mencionada con anterioridad, se les solicitó a las personas representantes de las obras implicadas “una postura pública ante el problema del acoso y reconocerlo, el asunto de las denuncias extendidas en el gremio más allá de una persona, sin la exigencia de especificar a nadie si no lo deseaban, y participar de conversaciones en el marco del festival. Lo inaceptable sería el silencio y pretender que nadie ha escuchado del asunto, exista o no un proceso judicial. Niego rotundamente la afirmación falsa de que se "condicionó" la participación de las películas a eliminar una persona de los créditos; se mencionó entre opciones que se han tomado en casos locales e internacionales. Es falso que exista tal condición irrevocable”.

Expuesto lo anterior, el Centro de Cine ratifica su responsabilidad en el apoyo, guía y trabajo conjunto con el sector audiovisual costarricense. Y en ese sentido, durante los últimos años, se ha venido fortaleciendo un Fondo El Fauno que ha sumado categorías, recursos financieros y actualización de su reglamento para beneficio del sector; se realizan esfuerzos continuados para visibilizar a la producción audiovisual costarricense en el escenario internacional, ya sea a través de la gestión de acuerdos de coproducción internacional o mediante la defensa de proyectos nacionales ante el Programa Ibermedia; y el CRFIC posee una sección de Formación e Industria que brinda capacitación profesional puntual, así como asesorías y apoyo financiero o en especie para proyectos en desarrollo o en etapa de posproducción. Sin embargo, resulta fundamental aclarar que, amén de su mencionada sección de Formación e Industria, el CRFIC no tiene la capacidad, como no la tiene prácticamente ningún festival de cine del mundo, de asumir el estreno de todas las obras audiovisuales nacionales que se producen. Somos conscientes de que hacer cine en Centroamérica es, más que una aspiración, una postura política, y que hacer cine en la región implica, la mayor de las veces, sacrificios familiares y económicos. Sin embargo, ser producción nacional no es una condición sine qua non para que sea una obra automáticamente seleccionada en el evento, pues en la programación del festival de cine se analizan y discuten no sólo la nacionalidad y la calidad estético-técnica, sino también diversos elementos como la pertinencia o relevancia temática, la diversidad de voces y de modalidades de representación, la paridad de género, y el potencial de crear lazos con la audiencia. Por lo tanto, tal como ha sucedido recientemente, no nos parece correcto que se le endilgue al CRFIC la responsabilidad de poner en riesgo el trabajo del equipo de producción de determinada obra, por el hecho de no ser seleccionada como parte de la programación del certamen, cuando en el mundo existen cerca de tres mil festivales de cine y otras varias ventanas de exhibición.

No nos amedrentan las coerciones que hemos recibido, y somos consecuentes con el hecho de que no somos infalibles, podemos equivocarnos, pero con la certeza de que, ante una denuncia de acoso u hostigamiento sexual, aplicaremos el principio pro víctima que implica que, en caso de duda, se interpretará en favor de la víctima, porque nuestras acciones se han basado en evitar la posible revictimización; cuidar a nuestro propio equipo de trabajo; respetar a los artistas ajenos a la presunta violencia; y promover espacios seguros en la práctica y no sólo como eslogan. El director artístico del CRFIC lo resume de la siguiente manera: “Ningún evento ni producción audiovisual es más importante que la dignidad de una persona”.

Sin prejuzgar sobre su contenido, se anexa la carta pública del equipo directivo de la película “Altamar”, así como el compromiso público del equipo directivo de la película “Roofing”.